jueves, 16 de febrero de 2017

Queridos todos... de nuevo vuelvo a escribir... ¿qué tiene que suceder para que saque cinco minutos para estar aquí con vosotros? Es triste, pero es verdad: tiene que ocurrir algo gordo, y esta vez ha sido algo muy, muy gordo. El lunes se suicidó mi primo. 
Cuando cogí el teléfono y mi madre, con voz temblorosa me lo contaba, no podía creerlo. Era parte de una película de miedo en la que no quería participar... Sin embargo, al día siguiente en el tanatorio, allí estaba, con su cara blanca, serena, tranquila. "Por fin ha descansado", ha dicho mi tía entre un mar de lágrimas...
Gracias a ella pude despedirme con unas palabras de Hellinger: "Respeto tu destino y tu decisión. Ahora puedes estar en paz y quiero que sepas que todo sigue bien, que ahora lo malo puede darse por terminado, encuentra tu paz..." 
Las repito cada día para dejar libre mi corazón de culpa, y para dejar que su alma se vaya serena.