miércoles, 26 de octubre de 2016

Es díficil explicar con palabras lo que sentí ayer después de ver la película "Un monstruo viene a verme". Una mezcla de pena y gratitud, tranquilidad y sorpresa. Fui sin saber que de transfondo se trataba el tema del cáncer y por supuesto, a las que lo hemos pasado o estamos en ello, no nos puede dejar indiferentes. Además, en mi caso, con un hijo con el que se ha compartido todo el proceso.
Quiero alabar la forma en que se trata el mundo contradictorio de las emociones sin juzgarlas (sobre todo porque lo hace desde el punto de vista del niño) . Sentir rabia o enfado por algo, no te condena a ser una persona mala, y por otro lado, el ser estricto y autoritario no te impide de ser una persona buena.
Pero lo más importante, la lección que yo me llevé ayer es que HAY QUE SOLTAR, hay que dejar marchar lo que nos impide crecer. Es una reflexión que me duele, porque aún tengo muchos anclajes a la enfermedad, muchos deseos de que las cosas fueran como antes del cáncer... Sin embargo, ya nada es igual... y  tengo que seguir adelante...