martes, 16 de febrero de 2016

Haciendo la vista atrás veo lo mucho y bueno que he aprendido con el proceso de haber vivido un cáncer. Este descubrimiento no es nuevo, hay muchos enfermos, y personas que sufren por otras circunstancias, que tienen esta experiencia. Para poder decir esto, hemos tenido que entregarnos al sufrimiento y hacerlo nuestro aliado, para luego sacar provecho de él. ¿Cómo es posible ésto?
Os pongo un ejemplo, imaginemos un niño con fiebre, él se siente malito, pero sin embargo, hará lo posible por jugar, ver la tele más tiempo o enredar a mamá para que le dé mimos o no ir al cole. ¿Dónde radica la diferencia con los adultos que sufrimos? Radica en que nosotros negamos la realidad, o quemamos energías en manipularla para que sea como queremos o nos enfadamos porque no somos todopoderosos para cambiarla. ¡Qué grandes sabios son los niños!
En este sentido os invito a releer esa joya de libro que nos dejó Victor Frankl, superviviente del holocausto nazi, "El hombre en busca de sentido", dejo aquí dos párrafos con mucha miga.
"Un hombre que sufre ha de reconocer su sufrimiento, nadie puede sufrir por él. Su única oportunidad reside en la ACTITUD  que adopte al soportar su carga"
"Nos negamos a minimizar o aliviar las torturas, habíamos aprehendido la oportunidad de logro que se ocultaba en él".

Todos podemos encontrar sentido a las cargas que llevamos, seguro que nos harán fuertes y bellas personas. Inclinar nuestro pensamiento hacia lo positivo, cambiará radicalmente la vivencia del sufrimiento. No es fácil, pero merece el esfuerzo.