martes, 12 de enero de 2016

¿Qué tal estáis mis diosas? Me imagino que después de las Navidades un poco de rutina no viene nada mal. Somos animales de costumbres y tener horarios nos hace tener control sobre el día.
Por ello, hoy os quiero hablar de rutinas y hábitos que ayudan a mejorar nuestro bienestar. Realmente hay pequeños gestos diarios que nos cuidan la vida de forma extraordinaria: beber agua, comer fruta y verdura, un baño relajante, un paseo... Si esto es maravilloso para la gente sana, para los que hemos estado en procesos de cáncer con tratamiento de quimioterapia o radio, es fundamental.
Hoy quiero compartir con vosotros algunos gestos sencillos que me ayudaron a sobrellevar mejor mi etapa con la quimioterapia. En mi caso, la hora de la comida era un tanto suplicio, pues no la saboreaba, todo tenía un sabor metálico que no era muy agradable. Además me salieron llagas en las encías y ciertos alimentos me hacían daño al comerlos. Mi solución: intentar eliminar lo más posible la quimioterapia del cuerpo. Para ello bebía mucho líquido, sobre todo agua. Cada mañana me tomaba un zumo de limón en ayunas media hora antes de desayunar, es un maravilloso alcalinizante y limpia el intestino que no veas. 
También, los baños de sal son estupendos para eliminar toxinas. ¿Quien dijo que los SPAs son caros? Prepara la bañera y echa kilo y medio de sal, sorprendentemente cuando salgas del agua después de veinte minutos verás que los granos de sal están negros. Es un efecto conseguido por la osmosis. Se establece un intercambio de sustancias a través del cual nuestro cuerpo se limpia y adquiere cierto equilibrio en sus componentes minerales.
Para las llagas de la boca los enjuagues (sin tragar) de manzanilla son muy eficaces, si es manzanilla natural mucho mejor. Y aunque cueste por las heridas, lavarse los dientes después de cada comida es indispensable, utiliza cepillos suaves que no te hagan daño. 
Como ves, son hábitos muy sencillos, pero a mí me hicieron sobrellevar esa época de mi vida de forma más saludable. Además, he de confesarte que muchos de estos hábitos sigo haciéndolos rutinariamente, me vienen fenomeral, y eso que  la quimio la he dejado ya muy atrás.

lunes, 4 de enero de 2016

¡Feliz Año 2016! Es el mensaje que todos nos comentamos al vernos... Con él van nuestros deseos más cariñosos y positivos hacia la gente. Es muy necesario, pues en este año también habrá dificultades que afrontar y miedos que superar, seguro. 
Para este año me he propuesto avanzar en mi superación al miedo y a compartir con más cercanía mi etapa como enferma de cáncer de mama. Ya vamos a cumplir el cuarto año desde que lo descubrí en mi cuerpo, y ya puedo mirarlo sin que me haga daño.
Y es que, cada vez me doy más cuenta del poco acompañamiento que se hace desde las consultas médicas ante las muchas circunstancias que se viven y se sufren con esta enfermedad.
En el momento que te confirman el diagnóstico, hasta que entras en quirófano o empiezas con la quimioterapia, tienes que tomar una serie de decisiones que no siempre tienes la lucidez para tomarlas con consciencia.
Por ejemplo, la caída del cabello, es durilla y no siempre se vive bien. Mi consejo es que te rapes el pelo antes de que empiece a caerse porque es bastante escandaloso. El llevar peluca o pañuelo es a la elección de cada uno. Yo usé peluca aunque en verano utilicé pañuelos y sombreros que son más frescos. Respecto a las pelucas, hay maravillas, incluso se hacen a medida y respetando el corte de pelo que llevabas habitualmente. Para cortarte el pelo, elige un lugar de confianza, donde te sientas tranquila, si es posible en una sala donde no haya más clientes. Yo tuve la suerte de contar con la ayuda de una amiga peluquera, que me iba cambiando de estilo mientras me rapaba, primero a lo punki, luego a lo chico, y finalmente fui la teniente O´neil... nos echamos unas risas. Y una cosa descubrí: sin pelo también estaba guapa¡¡